El discurso argumentativo responde a la intención comunicativa o finalidad de convencer o persuadir; en otras palabras, el emisor busca, a través de él producir un cambio de actitud o de opinión en el receptor. La importancia de este tipo de discurso radica en la posibilidad de inducir, modificar, refutar o estabilizar creencias o ideas en los destinatarios, en tanto descansa en presupuestos ideológicos, esto es, visiones de mundo asociadas a él.
Se pueden señalar dos dimensiones asociadas a este tipo de discurso: la del razonamiento lógico, propiamente argumentativa; y otra persuasiva, es decir, que busca influir afectivamente en el receptor apelando a sus emociones y sentimientos (esta es, la modalidad que utiliza la mayoría de los comerciales de televisión).
La estructura del discurso argumentativo es la siguiente:
Tesis: idea polémica a defender.
Base: “En sentido lógico, es el razonamiento utilizado para
probar o refutar una tesis o para convencer a alguien de la veracidad o validez
de un aserto.” (Estébanez: 55 – 56).
Garantía: relación entre tesis y base; es una ley general que
se desprende la relación anterior. Da mayor solidez a la tesis que la base.
Respaldo: dato concreto que demuestra la validez de una
tesis, es irrefutable dado su carácter empírico.
Ejemplo: “La Constitución política de este país (Respaldo)
consagra que todos los ciudadanos
tiene derecho a voto (Garantía), por lo
tanto, como soy ciudadano de este país
(Base), tengo derecho a sufragio (Tesis).”
- Basado en Datos y Hechos
- Basado en Relaciones Causales
- Basados en Definiciones
- Basados en Comparaciones
- Basados en Discripciones
- Basados en Narraciones
- Basados en la Autoridad
- Basados en Valores
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